La adolescencia es un periodo de transición entre la niñez y la edad adulta. Es una etapa compleja en la que los jóvenes sufren muchos cambios físicos y psíquicos. Es frecuente que los jóvenes en esta fase sientan confusión y tengan altibajos emocionales. Para los padres, también es un momento difícil porque muchas veces, no comprenden a sus hijos y no saben cómo ayudarles.
Es muy importante que en esta edad se solucionen los problemas que puedan surgir, para así poder asentar las bases y favorecer el desarrollo para el correcto funcionamiento de la persona al llegar a la edad adulta.
En la terapia con los adolescentes es fundamental desarrollar un buen vínculo del joven con su terapeuta. Se crea un ambiente seguro y de confianza en el que el adolescente puede apoyarse en el terapeuta y aprender recursos y herramientas para hacer frente a las dificultades de su vida.
Es posible que algunos adolescentes no quieren acudir a terapia. En estos casos, es mejor no forzarles, y que sean los padres los que acudan a consulta para trabajar con ellos la problemática de su hijo.
En las sesiones, se realiza un análisis e identificación de los problemas a través del habla y la escucha, pero con técnicas adaptadas a su edad y a su nivel madurativo.
Además, ayuda al adolescente a expresar lo que está viviendo, pensando y sintiendo, a comprenderse mejor y a conocerse.
Realizamos tratamientos personalizados para todas las edades.
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Preguntas Frecuentes sobre nuestra Terapia Adolescente
Acudir a psicoterapia es un paso difícil para todos y también para los adolescentes. A veces, los padres identifican un problema en su hijo adolescente, pero se encuentran con una gran resistencia por parte de ellos a comenzar una psicoterapia.
Algunos de los motivos por los cuales los adolescentes rechazan comenzar este proceso son: Sentir que es una obligación, falta de consciencia de su malestar, miedo a ser juzgados o rechazados, miedo a que la información dada sea compartida con sus padres sin su consentimiento…
Si conocemos la o las razones reales por las cuales nuestro hijo no quiere acudir a terapia, podremos manejar mejor su resistencia.
Los adolescentes pueden tener una idea errónea acerca de lo que es un psicólogo que debemos confrontar. Deben saber que el psicólogo es una figura que puede ayudarles dándoles los recursos o herramientas que necesitan para solucionar los problemas, pueden ofrecerles un espacio de escucha y respeto sin juicios ni rechazo y que el psicólogo mantiene la confidencialidad sobre lo que dice, siempre y cuando no se ponga en riesgo a sí mismo ni a los demás.
Las sesiones con los adolescentes son confidenciales y esto es clave para un tratamiento eficaz. Sin embargo, los padres pueden ser informados de lo que se trabaja con sus hijos en sesión, pero no así de lo que ellos nos cuentan, salvo que el paciente nos de permiso u observemos situaciones de riesgo por las cuales debamos romper la confidencialidad, por el bien del mismo.
Es habitual que los adolescentes no sepan expresar lo que les sucede o incluso que no lo entiendan (de ahí que lo puedan expresar con rebeldía, cambios de conducta, apatía, desmotivación…)
En las sesiones les ayudamos a expresarse y aliviar su sufrimiento con técnicas adecuadas a su edad y gustos: hablando, utilizando juegos… De esta forma, conseguimos que se relajen, que confíen en su terapeuta y que expresen lo que sienten.
La terapia con adolescentes también requiere trabajar con los padres, ya que en muchas ocasiones se establecen dinámicas familiares que son perjudiciales y dolorosas para toda la familia.
Es normal que el adolescente se sienta nervioso antes de acudir a terapia al no saber qué pasará o de qué tendrá que hablar. Pero, el psicólogo nunca le obligará a contar cosas que no quiera contar, aunque si le pedirá sinceridad para poder ayudarle. Le escuchará y comprenderá sin juzgarle.
Llevar a nuestro hijo al psicólogo no necesariamente se debe a que presente un problema de salud mental, sino que la mayoría de los casos se basan en problemas muy comunes del día a día. Si detecta que su hijo está sufriendo, puede ser un buen momento para acudir a un psicólogo y valorar la situación. Algunas señales que nos indican que nuestro hijo necesita ayuda son las siguientes: