Cuidados del cuidador durante el confinamiento
CUIDADOS DEL CUIDADOR DURANTE EL CONFINAMIENTO
Muchas personas, durante la etapa que dura el confinamiento, están teniendo que cuidar a familiares dependientes (niños, mayores, discapacitados…) en casa. En ocasiones, son los cuidadores habituales de estas personas, pero, en otras ocasiones, no suelen hacerlo en el día a día. En cualquiera de los casos, es una labor tan dura como fundamental en estos momentos.
El cuidador debe aprender a cuidar de sí mismo para poder cuidar de otra persona. Si esto no sucede, el cuidador se quemará y desgastará hasta llegar a un punto en que sufre mucho y, además, no resulta eficaz en los cuidados que trata de prestar. El hecho de que el cuidador tenga una buena salud, tanto física como mental, favorecerá que la persona cuidada esté mejor.
La persona al cargo de otras personas que le necesitan, no siempre dispone del tiempo que le gustaría para dedicar a sus propios asuntos. Es importante que la persona que ejerce el papel de cuidador, busque momentos cada día para sí mismo. Tiene que poder disponer de tiempo para hablar con su gente cercana de forma telemática, así como para realizar actividades placenteras y que le distraigan.
Los cuidadores tienen que poder pasar también ratos a solas. Tener soledad y tiempo para pensar y para desconectar de preocupaciones y problemas, es necesario. Deben poder conectar con ellos mismos y sus emociones (que en estos momentos tan duros, será bueno para mantener un buen equilibrio emocional). Es fundamental, además, que el cuidador pueda dormir y descansar. Necesita ”recargar pilas” para poder ocuparse de las personas que cuida con cariño y paciencia.
Es muy importante que los cuidadores se den cuenta de que no están solos: pueden pedir ayudar para tratar de estar mejor. El hecho de no poder salir de casa, dificulta la ayuda que uno puede recibir, pero existen formas de conseguir esta ayuda: dependiendo de la edad y las capacidades de la persona a la que se cuida, se puede, por ejemplo, conectar a la persona dependiente con otras personas a través de las aplicaciones para hacer reuniones (tanto familiares como de amigos), hacer turnos entre las personas que haya en la casa para que uno solo no sea quien se encarga de todo o, en el caso de no disponer de ayuda física de nadie dentro de casa, pedir a la gente cercana que les distraiga o entretenga para poder, simplemente, distraerse un rato.
Algo común cuando uno se encarga de cuidar de otra persona, es que aparezca la culpa al pensar que lo podría hacer mejor. Hay que ser conscientes de lo que se puede dar y de que, en la situación en la que estamos, dar lo mejor de uno mismo, ya es muchísimo. No se puede cuidar sin equivocarse.
Sólo hay que poner una buena disposición para intentar hacerlo bien y que la persona a la que uno cuida esté bien atendida y tratada con cariño en todo momento.
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